Lindenberger considera que el teatro histórico debería
ser, entre los géneros dramáticos, el más realista. Pero en la pieza de Rascón
de Banda advertimos la transgresión de este axioma, pues no observamos la
construcción arqueológica del personaje, como en la obra de Gorostiza, sino la deconstrucción.
La malinche de Rascón Banda se revela como un ser fragmentado, a veces aparece
como una diputada o una reportera y otras como una efigie que evoca su pasado histórico
frente al psicoanalista. Lindenberger estima
que el asunto histórico, en la antigüedad era equiparable al mito; por lo
tanto, la representación era, citando a Horacio, un asunto públicamente
conocido. Rascón Banda sigue esta línea y ofrece la significación universal que
se le ha otorgado a la malinche y con la que todos estamos familiarizados;
incluso en el texto se citan las consideraciones paradigmáticas de Octavio Paz,
pero, como menciona Lindenberger, el dramaturgo lo hace evidenciando la
continuidad entre el pasado y presente, a través de la familiarización; y es
muy interesante observar, por un lado, que Rascón Banda intente la
desmitificación de la malinche y, por otra, reafirme algunos de los presupuestos
que se tienen sobre el personaje, como el que ella y Cortés sean los
responsables directos de la matanza del templo mayor. Asimismo,
Lindenberger propone tres niveles de la realidad escénica del género histórico:
los materiales históricos que pretenden recrearse, la refundición del dramaturgo para dar un
sentido a la continuidad histórica y el significado que adquiere para los
receptores. La malinche de Rascón Banda, como lo vemos, no pretende reconstruir
el pasado si no otorgarle un sentido. Por otra parte, las consideraciones de Buero
Vallejo son análogas a las de Lindenberger. El dramaturgo español estima que el
drama histórico no debe atender al rigor documental, sino a las significaciones
y “debe iluminar el presente, a través del pasado”. Esta extrapolación la
observamos en la mayoría de las escenas, pero entre las más destacadas se
pueden mencionar: la malinche, a través de un romance expone el pasado y
presente de la conquista y ya no quiere ser alegoría de la traición; un diputado
quiere que se nombre como verdadero padre de la patria a Hernán Cortés (otredad);
y una de las escenas más significativas: las epidemias que se corresponden con
la transculturación y la paulatina muerte de “lo mexicano”.
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