Daniel Meyran, en Una lectura del
tiempo sobre el tiempo, considera que el estudio del teatro histórico
hispanoamericano en Europa, persistirá si este se continúa escribiendo,
representando y traduciéndose. El análisis que el estudioso propone para el
hecho teatral, cercano al de Charles Sanders Peirce, es el que atiende a la
sociocrítica y a la fenomenología del objeto teatral; es decir a su textualidad
y representación. Considera que evidenciar la Historia, como hecho teatral
sociocrítico y semiótico, es un acto que persigue encontrar la significación de
lo representado, pues la Historia, afirma Meyran, convoca; “sólo conserva la
memoria”, no explica. Aludiendo a Octavio Paz, Meyran considera que es la inmaterialidad
del objeto (signo) la que representa. Por otro lado, un juicio afín es el que
expone en otro de sus artículos: Representar el pasado es repasar el
presente. En el texto, Meyran
registra que la Historia surge a partir de la confluencia de la diacronía
(pasado) y sincronía (principio de selección de la memoria), ejes que
permiten la recuperación del pasado en el presente. Meyran, contextualizando
este rescate de la memoria en el territorio nacional, menciona la aparición de
diversas manifestaciones teatrales; la primera de ellas, en 1922, bajo el
auspicio del Teatro Regional de Teotihuacán. Y en la obra La expulsión de José Ramón Enríquez, observamos que el pasado dieciochesco,
no ya el prehispánico, como se observa en la narrativa mexicana de la
Generación de Medio Siglo, a manera de lugar común, puede explicar el
detrimento presente. Es Francisco Xavier Clavijero quien enuncia cuánto le va a
costar en el futuro al continente americano la expulsión de su orden. Esta, justificada por los desacuerdos con la orden
franciscana, pues estos acusan a la Compañía de Jesús de faltar a la autoridad
imperial y eclesiástica, a través de la
dispensa de diezmos y la comprensión de
la idolatría indígena. Entre los personajes históricos que tienen mayor voz en
la obra son Carlos III, Francisco Xavier Alegre y Francisco Xavier Clavijero,
sobre todo este último que mantiene una importante discusión con Cornelius de
Pauw sobre la naturaleza del americano, siendo uno de los argumentos de Pauw,
sobre la aparente degeneración del americano, el clima. Pero el francés, como
lo hace saber Clavijero, denuesta al americano sin conocimiento de causa, nunca
ha pisado el continente. En la obra observamos las vejaciones cometidas contra
la orden, durante un hacinamiento en el interior de un galerón, lugar desde el
que Clavijero y José Ignacio, joven que
acaba de recibir su ordenanza, estiman, como menciona Meyran, las consecuencias
del pasado en el presente. Se preguntan qué resultados tendrá la expulsión, por
ejemplo, en el siglo XXI.
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