Como su título deja entrever,
el o los personajes de esta representación pretenden lo inalcanzable. Lo
primero que salta a la vista en esta puesta en escena es la disposición del
escenario que, como espectador, nunca había participado. Se trata de una orchestra, a la manera del teatro ático,
orden que permite el perspectivismo, pues los espectadores no se encuentran
frente a la acción, sino que la rodean. Y me parece que a diferencia de las
otras representaciones que se han comentado, esta es la que exige una mayor intervención
hermenéutica de los espectadores, pues Las perlas de la virgen es enfrentamiento
y perplejidad. Si el espectador se descuida un instante, corre el peligro de perderse
en el desierto laberíntico que contiene al protagonista Luis Sánchez quien,
cual Teseo, busca recuperar a las “doble sisters”,
figuras femeninas que se vienen a significar en las joyas a las que alude el
título.
Mencionaba el o los personajes, pues aquel se encuentra
dividido en tres más: primero es el viajante, después el merolico, luego el
administrador de un bar y finalmente el asaltante; fragmentación que, al igual
que el escenario, permite el
perspectivismo e insinúa las alucinaciones que sufre el protagonista, pues se
encuentra en el desierto, a mitad de la carretera. Dos son los elementos
escenográficos que adquieren el carácter polisémico y multifuncional que
refiere B. Dancygier: el baúl y la línea divisoria. El primero, además de
intervenir como maleta, funciona como silla, piedra, mesa, podio y taza de
baño; por otra parte, la línea divisoria,
se desempeña como lazo y como pasamanos e interior de camión. Y otro elemento
importante de esta puesta en escena es la
multimedia de la que se sirve. En techo del foro, son proyectadas
algunas escenas de un tráiler en movimiento.
Aludía también a la demanda
que hacen los actores a los espectadores, exigiendo su colaboración. Esta,
sobre todo, persigue que el espectador no esté tranquilo. Algunas veces se le
apunta con un revólver, otras se le hace frente y se le amenaza con los baúles,
pues por momentos los actores se desplazan con estos de manera vertiginosa. Pero
lo más “extraño” ocurre luego de los aplausos: los actores salen del foro,
mientras nosotros nos quedamos ahí, estupefactos, hasta que alguien, como en
filme de Buñuel, se decide a salir, pues
si no, nos quedaríamos quién sabe cuánto tiempo.
Las perspectivas, el reto con la mirada, lo multifuncional de cada objeto, e incluso de cada personaje, y el techo como panel de proyección, son los que considero, los grandes méritos de esta arriesgada puesta en escena. Como dije hoy en clase, yo no entendí y tu post me aclara mucho, pero sin duda volvería a ir, pagar la entrada, y me sentaría en otro lugar para verla de nuevo desde otro punto.
ResponderEliminar