En este
apartado, Barbara Dancygier señala que las funciones realizadas por el narrador
diegético, no pueden trasladarse a la mímesis dramática, sino que son resueltas
a partir del discurso dramático. De acuerdo a la autora, las funciones del
narrador diegético, son: introducir a los personajes, indicar la temporalidad
y, lo más importante, exponer los acontecimientos; y sobre las tablas, estas
funciones se concretan por boca de los personajes. Dancygier ejemplifica esta
particularidad del discurso dramático, en el teatro isabelino. En este, las
escenas que no “ocurren” a la vista del espectador, son relatadas por
mensajeros y otros personajes, como
sucede tras el suicidio de Ofelia, en Hamlet. Es a través de
Gertrudis, madre de Hamlet, que el espectador puede advertir la suerte de la
joven: enloquecida por la muerte de su padre, Ofelia se arroja a las aguas de
un río. Dancygier considera que “materializar”, a través de la narración, las
escenas trágicas, se debe precisamente a su naturaleza irrepresentable. Pero debe
considerarse que la eficacia del discurso dramático puede resultar aún mayor,
pues permite la participación activa de los espectadores, que completan estas
elipsis, a través del carácter referencial del lenguaje.
La narración en el escenario es una de las
características fundamentales de la obra Tezozómoc
o el usurpador. Dividida en dos actos, presenta la pugna entre el
protagonista, gobernante de Azcapotzalco y Texcoco, reino del que se ha
apoderado, y Matlacihuatzin, viuda de Ixtlixóchitl, antiguo rey de Texcoco, y
madre de Nezahualcóyotl; a la disputa también se unen Otompan, Tlaxcala y
Chalco. Al principio, la demanda que estos hacen a Tezozómoc es pacífica, pero
como el gobernante se niega a ceder la autoridad a Nezahualcóyotl, entran en
batalla; una de sus maniobras para terminar con el enfrentamiento, es unir a Tecpatl,
su hija, con Chalco, pero esto resulta inútil. Por lo tanto, Tezozómoc decide
que Nezahualcóyotl debe morir y encomienda al siervo Techotlala el homicidio
del joven. A partir de este momento, a excepción de uno de los escasos diálogos
de Tayatzin, en la escena primera, en la que dice a su hermano: “Nadie sabe
para quién trabaja, Maxtla”, se advierte que, a través de la prolepsis, el personaje
anuncia al espectador el momento de la conquista. Todas las circunstancias que anteceden
a la escena cinco, se representan a la vista del espectador, pues no son
necesarias las retrospecciones. Como se comentó, una de las características principales
de la narración en el escenario, es advertir
a los espectadores de aquello que ha acontecido fuera de escena, y este
principio se observa a partir de la quinta escena: Tlaxcala, abatido por la
derrota, anuncia la toma de Huexotla, el secuestro de Nezahualcóyotl y la
muerte de Otompan. Por otra parte, Tlacaélel
le dice a Chalco que Nezahualcóyotl está muerto, y el tlatoani responde: “Como si lo
estuviera viendo…”. En la escena siete, el segundo calpullec habla a Tezozómoc,
quien se apoya en un bastón, narrador también, que sin servirse de la palabra
determina el deterioro del gobernante, del temor que sienten los texcocanos
ante su tiranía. En esta misma escena, aparece Techotlala y le miente sobre la
muerte de Nezahualcóyotl. El primer calpullec describe la confusión de Tezozómoc
que, como indica la didascalia, se aleja muy perturbado; y se entiende que el
público ya no le puede ver, sólo escucha la voz del calpullec que describe su
apariencia: “La cara de Tezozómoc está cambiando. Está enrojeciendo. Su
agitación es tan elocuente que en cualquier momento podría estallar”. La narración del calpullec robustece la apariencia
del personaje, actitud que representada a la vista del público, no alcanzaría
el mismo efecto que ofrece la palabra.
A continuación aparece el mensajero
que, como en la tragedia ática, tiene la función de narrar los eventos trágicos,
como en esta escena. El personaje anuncia a Tezozómoc la llegada de un ejército
de Chalco, además de la muerte de Tecpatl y la locura de Matlalcihuatzin. Seguidamente
aparece Maxtla y narra que en la plaza
escuchó las proclamas infantiles a favor de Nezahualcóyotl e Ixtlixóchitl, además de que los calpullecs buscan el cadáver del
joven. Y en un arrebato de ironía, pregunta Tezozómoc a Techotlala: “¿Hay otra
cosa que deba saber?” Y el sirviente le habla sobre el augurio de las cinco
lunas. Finalmente, comento las últimas escenas en la las que aparece la narración:
la novena, treceava y última. En la primera, luego de la aparición de los
caballeros águila y tigre, aparece Maxtla y narra a Tezozómoc los últimos acontecimientos:
el nombramiento de Chalco como único gobernante y el hallazgo del supuesto
cadáver de Nezahualcóyotl. En la siguiente escena, el mensajero informa a
Chalco que su ejército ha sido exterminado por una tormenta de lodo; y en la
última, Techotlala avisa a Maxtla que su padre está enfermo.
¿Se podría decir que lo que tiene un diálogo dramático de narración lo tiene de actuación? ¿La dicción del que narra afecta la materia narrada? Es que pienso que en todos estos casos, la narración no es enunciada por una voz en-off, sino que son entes de ficción relacionados estrecha y corporalmente (usando términos de Dancygier) con los que nos cuentan en escena. Creo que lo irrepresentable de algún suceso, que tendrá que ser narrado, no le quita su dramatismo, ni su tensión escénica.
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