Contrabando, publicada originalmente en forma de novela y que le valió a Víctor
Hugo Rascón Banda el primer puesto, en 1991, del certamen Juan Rulfo, es una producción que, realizada por la compañía “Telón
de arena”, adapta la prosa del texto inicial, al discurso dialéctico del
teatro. Tres son los personajes principales que recorren la diégesis del drama,
ubicada en el poblado de Santa Rosa de Lima (Uruachi): Jacinta, ex reina de la
primavera y ahora vendedora ambulante; Damiana, que trabaja operando el
radiotransmisor de la presidencia municipal; y Conrada Caraveo, mujer que
espera al presidente para exigirle justicia por todas las atrocidades cometidas
en su contra.
Asimismo participa un cuarto personaje, cuya
identidad solamente es desvelada en los últimos minutos de la representación:
“el señor Banda”, menciona una de las mujeres. Esta estrategia narrativa, tan
utilizada en la literatura, no solamente permea de verosimilitud el carácter realista
de la obra, sino que también le otorga un rasgo metaficcional: en escena se
advierte a un Víctor Hugo Rascón Banda convertido en personaje, figura modelada
a su vez por el de carne y hueso; pero la principal característica que puede
señalarse de esta figura, sobre todo porque este comentario pretende elucidar la influencia del drama griego en
la adaptación, es la correlación que guarda con uno de los personajes invariables
de la estructura de la tragedia y la comedia: el corifeo, figura que tenía como
función principal desprenderse del grupo de coreutas, compuesto por quince
miembros en la tragedia y veinticuatro en la comedia, y que se ubicaba en el
sitio de la orchestra, entre los
actores y el público, para entablar diálogos con los personajes del drama.
El personaje Banda, entretanto espera al presidente
municipal, conversa en distintos momentos con el trío de mujeres que, desde la
memoria, evocan las situaciones que las han llevado hasta ahí: Conrada enuncia
la pérdida de Candelo, su hijo, y de cómo el presidente decidió derogarle las
operaciones del radiotransmisor. La mujer espera ser trasladada muy pronto a la
capital del estado; por su parte, Jacinta evoca la felicidad extinta de su
juventud y de cómo se convirtió en la esposa de uno de los narcotraficantes de la
ciudad de Navojoa, José Dolores Luna; y finalmente, Damiana Caraveo recuerda el
asesinato de su familia a manos de la policía federal y de cómo, a base de
torturas y encarcelamiento, se le hizo pasar por “chivo expiatorio” de los
crímenes que, se insinúa, cometió su marido. Como en el drama clásico, los eventos
que anteceden al momento de la representación se propalan mediante la analepsis,
como en los casos anteriores.
Si bien en Contrabando
no existe un grupo de coreutas como tal, algunos de los elementos musicales
(como los corridos), y escenográficos (como el radiotransmisor), cumplen perfectamente
las funciones del coro. Al respecto de esta categoría, Aristóteles considera
que su participación es tan importante
como la de los actores, pues es: “parte del todo y colaborador en la acción”.
Entre otras funciones, el coro: manifestaba los antecedentes del momento de la
representación a los espectadores, representaba a la colectividad, anunciaba acontecimientos
próximos y juzgaba las acciones de los protagonistas. En Contrabando, los corridos, que llegan del exterior, a manera de
coro, expresan la espiritualidad de sus protagonistas y a través del radio
transmisor se conocen los acontecimientos que rodean a sus personajes, como el
asesinato del presidente municipal que no llega a reunirse con los cuatro
personajes que le esperaban.
La puesta en escena de Telón de Arena no es una adaptación de la novela. Una obra es la narrativa y otra el texto dramático que nos tocó disfrutar el pasado domingo. En mi opinión no son 3 los personajes principales, sino 4. Si bien es cierto que las intervenciones del escritor son menores, su función como testigo desencadena la acción. Las 3 mujeres ya se saben las historias de cada una, y no tendrían por qué enunciarlas de nuevo. Ahora bien, la comparación del escritor con el corifeo tendría que ser mejor elaborada. En principio jamás se dirige al público y los corridos le van y le vienen, no interactua con ellos de forma directa; es decir, no hay diálogo entre coro y corifeo. Me gustaría que pudieras defender tu postura.
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