domingo, 18 de agosto de 2013

LA ANACRONÍA EN "IN PIPILTZINTZIN O LA GUERRA DE LAS GORDAS", DE SALVADOR NOVO

Estrenada en 1963, In pipiltzintzin o La guerra de las gordas es una comedia cuya intención principal es la desacralización de algunos de los personajes de la cultura prehispánica, como: Moquíhuix, Axayácatl y Tlacaélel, bajo el móvil del derrocamiento del primero de los personajes, en 1475, último rey de Tlatelolco. Y para este comentario será mencionada una de las categorías narratológicas que aparecen con mayor profusión en la pieza: la anacronía. Helena Beristáin, en su Diccionario de retórica y poética, define a la anacronía como el desplazamiento generado entre la disposición sincrónica (cronológica) de los hechos representados y la distribución artificial (diacrónica) del proceso en el que son ordenados.
           
             Asimismo, la investigadora retoma lo expuesto por Gérard Genette en su obra Figures III. De acuerdo al teórico, la anacronía es la amalgama que resulta de la prolepsis (anticipación) y analepsis (retrospección), provocando una estructura abismada del relato, y que tiene la función de anunciar lo futuro o retomar el pretérito en el presente. Y esta la función que tiene la anacronía en la obra de Novo, anteponer en el pasado algunas características de la cultura occidental, que, de acuerdo a la temporalidad de la obra, aún no entraba en contacto con el llamado Nuevo Mundo. La primera anacronía se observa en el discurso de Tecónal, personaje que participa como el consejero de Moquíhuix; en su prólogo, Tecónal, además de reconocer que está actuando como lo haría cualquier otro personaje del drama griego, indica las correspondencias que existen entre los eventos que se van a desarrollar y el poema de la Íliada, relato que termina por manifestarse en la mención que se hace de Netzahualcóyotl.
 

La segunda anacronía se revela, además de una manera muy graciosa, en Moquíhuix. El tlatoani, airado contra su cuñado Axayácatl que le ha exigido un tributo desorbitante, y esto a causa de la supuesta violación, por parte de un grupo de tlatelolcas a una comitiva de mujeres tenochcas, se rehúsa a pagar y prefiere declarar la guerra a Axayácatl; le dice a Tecónal: si vis pacem, para bellum (si quieres la paz, prepara la guerra); asimismo Moquíhuix expresa su gusto por la mujer pálida y no por la morena como Chalchiuhnenetzin, su esposa. El que un personaje indígena que no ha tenido ningún contacto con la cultura europea y que no obstante actúa como un occidental, refleja la intención irónica de Novo por reflejar las implantaciones que la cultura mexicana ha adoptado del exterior y que Octavio Paz, en su ensayo “Crítica de la pirámide”, denomina como “imitación extralógica”.

La tercera y última anacronía se manifiesta en el primer cuadro del acto segundo. Cuando la guerra ha empezado, Calcimehuatecutli, general tenochca, comunica a Axayácatl que Netzahualcóyotl está componiendo un poema que será cantado tras la derrota de Moquíhuix. Este poema no es más que la Ilíada; los primeros versos del poema de Netzahualcóyotl dicen: “Canta, ¡oh musa”, la cólera del divino Axayácatl; cólera funesta que causó infinitos males a los tlatelolcas!”. Claramente se ha sustituido Axayácatl por Aquiles y tlatelolcas por aqueos.

 
 

 

1 comentario:

  1. Muy bien expuesto y aplicado el concepto de anacronía en la obra. Hay otras cuantas, algunas más evidentes o cultas que otras. Tal vez, no todo el auditorio captaba cada una, pero sin duda están ahí para recordarnos que el tema prehispánico (bien en el pasado) apunta y recae en el presente.

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